Hepatitis: detección, prevención y concientización

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Hepatitis: detección, prevención y concientización

Bogotá D.C, julio de 2023 –  A la fecha, en Colombia se han presentado un total de 980 casos del grupo de hepatitis B, C y D. Estas cifras muestran un aumento en comparación con los años anteriores, pues en el 2022 se reportaron 742 casos, los departamentos con tasas de incidencia más altas para la hepatitis B, estos se encontraron en el Amazonas y Guaviare, con tasas superiores al 6.0 por cada 100,000 habitantes. Por otro lado, en el caso de  la hepatitis A, se han reportado 552 casos en 2023, cifra que ha sido presentada en un 89% en cabeceras municipales siendo el grupo entre 20 y 40 años los más afectados.

Debido a este aumento y la importancia de que esta enfermedad no pase desapercibida, Infectoweb, portal educativo y especializado en información actual del sector salud, se une a la conmemoración del Día Mundial de la Hepatitis, que se celebra el 28 de julio, con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de la prevención, detección temprana y el tratamiento adecuado de la hepatitis viral.

La hepatitis viral es una afección que afecta el hígado y puede ser causada por diferentes tipos de virus, como el virus de la hepatitis A, B, C, D y E. Es fundamental diferenciar entre hepatitis viral y no viral, ya que sus causas subyacentes y enfoques de tratamiento pueden variar. La hepatitis viral se transmite a través de diversas vías, como el consumo de alimentos o agua contaminados, contacto con sangre infectada, relaciones sexuales sin protección y de madre a hijo durante el embarazo o el parto.

Por otro lado, la hepatitis no viral se refiere a la inflamación y daño hepático que no son causados por infecciones virales. Puede estar relacionada con otros factores, como el consumo excesivo de alcohol, medicamentos, toxinas, enfermedades autoinmunes o metabólicas, o lesiones hepáticas debido a otras causas.

Es importante conocer las vías de transmisión más comunes de la hepatitis viral para tomar medidas preventivas adecuadas. Para la hepatitis A, la principal vía de transmisión es el consumo de alimentos o agua contaminados, mientras que la hepatitis B, C, D y E se transmiten principalmente a través del contacto con sangre o fluidos corporales de una persona infectada, como el contacto sexual sin protección, el uso compartido de agujas contaminadas, transfusiones de sangre y productos sanguíneos no seguros, o la transmisión de madre a hijo durante el parto.

Afortunadamente, existen medidas de prevención efectivas para evitar la propagación de la hepatitis viral. Entre las recomendaciones claves se encuentran la vacunación, mantener una buena higiene personal, seguir prácticas seguras en el sector salud, practicar relaciones sexuales seguras, utilizar agujas y objetos estériles, entre otros. La vacunación es especialmente importante para prevenir la hepatitis A y B, por lo que se recomienda a grupos de alto riesgo, como trabajadores de la salud, viajeros a áreas endémicas.

Los síntomas de la hepatitis pueden variar, pero es fundamental estar atentos a señales como fatiga, pérdida de apetito, náuseas, dolor abdominal, ictericia y orina oscura. Si se presentan estos síntomas, es necesario buscar atención médica y realizar pruebas de detección para un diagnóstico preciso. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio que detectan marcadores virales en la sangre y evalúan la función hepática.

En casos de hepatitis crónica, es importante estar consciente de las posibles complicaciones a largo plazo, como la cirrosis hepática, insuficiencia hepática y carcinoma hepatocelular. Factores como la duración de la infección, la edad en el momento de la infección, el virus de la hepatitis específico y el consumo de alcohol pueden aumentar el riesgo de desarrollar una forma crónica de hepatitis. Sin embargo, el seguimiento médico regular y el tratamiento adecuado pueden ayudar a controlar la enfermedad y reducir el riesgo de complicaciones.

En cuanto al tratamiento de la hepatitis viral, las opciones varían según el tipo de virus y la condición del paciente. En algunos casos, como la hepatitis A, no hay un tratamiento específico, pero se enfoca en el manejo de los síntomas y el tratamiento adecuado. Para la hepatitis B, C y D, existen tratamientos antivirales que ayudan a suprimir la replicación viral y prevenir el daño hepático. La hepatitis C, en particular, cuenta con terapias antivirales de acción directa altamente efectivas que pueden lograr tasas de curación superiores al 95%.

Finalmente, existen algunos mitos entorno a esta enfermedad que deben ser aclarados, por lo que la correcta información se convierte en un ejercicio vital para este fin, por ejemplo, las personas con esta enfermedad pueden llevar vidas normales, su contagio no es exclusivo del contacto sexual sin protección; siendo una enfermedad que, gracias a los avances en la medicina, ahora tiene una cura.

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